La rutina de alimentación tiene gran relevancia en el desarrollo integral de los niños y niñas, debido a su gran  peso en el fomento de capacidades sociales,  de hábitos saludables (alimentos saludables y variados, lavado de menos previo), de normas sociales, de desarrollo motor, cognitivo y afectivo. Sin olvidar, la conquista de la autonomía, lo que les llevará a un autoconcepto de sí mismos ajustado y a una autoestima positiva.

Por todo ello, cobra gran importancia preparar y cuidar todos los elementos que giran entorno a este momento. El ambiente debe ser tranquilo y sin distracciones, para que los niños y niñas sean plenamente conscientes de las sensaciones que les proporciona el alimento (sabores, texturas, olores, sensación de saciedad…). El mobiliario debe constar de una mesa y una silla a su altura, para favorecer la autonomía (únicamente para niños y niñas que su desarrollo motor les permite sentarse por sí solos). Los utensilios necesarios para la comida, es recomendable, que esten a su alcance para que puedan participar en este proceso (comer solo, poner la mesa, participar en la elaboración de la comida…). Estos utensilios deben estar adapatados a su tamaño y necesidades. De manera progresiva, comenzará a manipular el alimento con las manos comprobando sus cualidades, más tarde, utilizará la cuchara y el adulto le reforzará con otra cuchara hasta que llegué a comer de manera autónoma. Todo este proceso, debe darse sin prisa y respetando el ritmo del niño y la niña y las cantidades que cada uno desee o necesite ingerir.

Otros contenidos subyacentes que se trabajan en este momento, son conceptos lógico matemáticos como mucho-poco, la división al repartir la comida entre los miembros de la mesa o la relacion entre elementos al poner la mesa.

El cuidado y mimo al preparar y llevar  acabo este momento, llevará a el establecimiento de un vinculo afectivo con el adulto y de un vinculo positivo y adecuado con los alimentos.

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